Allí mismo, donde había un duende fumón, Cacho Castaña se puso un gran preservativo en la boca y lo infló hasta que los pulmones estallaron, entonces la mina ante tal estrépito, se acerco a picarle el ojo y darle un patadón en los pulmones reventados. Entonces recordó que debía ir en busca del admíniculo perdido.
Sintió una gran comezón en la garganta, lo cual era producto de esa infusión dulzona que el duende le habia proporcionado a cambio de un super caño de orégano potenciado con rúcula radiactiva, con lo cual se olvidó de continuar buscando el admínculo. Decidió ir a pasear por la zona roja, sin un propósito, sólo para chusmear y sacar una larga y poderosa linterna de tres pilas para alumbrar al travesti que estaba ejerciendo su profesión. La luz encandiló al cana que estaba coimeando a un dealer, pero rapidamente le hizo una seña, y entonces se bajó los lienzos dejando entrever su zunga de leopardo. "El viejo de la zunga" gritó: "¡Hago el meneadito!". Aulló el poli: - Te vas a ordenar este juego. - Y dió la pauta para ello. Del otro lado los duendes fumones, totalmente desconcertados se miraban entre sí, y comenzaron a llamar a la bruja del 79, pero por más que llamaran insistentemente, la bruja no aparecía porque estaba muy entretenida en sacarse un forúnculo, que la tenia loca como una cabra saltando montes. La mina reaccionó buscando su escoba, que estaba ahí, esperando ser utilizada, la agarró y de un solo escobazo le propinó un golpazo al molesto mosquito que estaba merodeando con ganas de picar el culo del policía que olfataeba la zunga del viejo mientras ponía cara de: "acá hay que poner un fuerte desodorante", aunque nada podra evitar el olor que hacía vomitar a todos. Mientras tanto, la mina volvió al aguantadero donde vivía y se clavó un 'ferné' puro sin respirar y después aulló: